miércoles, 8 de junio de 2011

España y Alemania, los únicos grandes de la UE que mantienen su cuota de exportación

Lo que son las cosas. Patito feo y habitual saco de sparring en materia económica, España ha sido de los pocos países europeos que ha aguantado el tipo a la hora de vender al extranjero sus productos durante la última década. De hecho, sólo Alemania merece otro aprobado mientras que potencias como Francia e Italia se han venido abajo, según las cifras del Banco de España.

El mundo es un gran mercado y cada país hace lo que puede para exportar lo máximo posible. Cuanto más se consiga colocar a otros estados, más rica se hace una nación. Que se lo digan a Alemania. O a China, la nueva potencia mundial desde hace varios ejercicios en detrimento de los germanos.

Las consecuencias de un buen saldo comercial no son pequeñas. Es más: gracias al comportamiento positivo de las exportaciones en 2010 y en lo que va de 2011 la economía española salió de las tasas negativas de crecimiento de la crisis y puede hablar de cierta recuperación (al menos, en lo que respecta a la estadística).

Para el conjunto del 2011 se prevé que esta parte de la economía aporte un 1,3% al crecimiento del Producto Interior Bruto, según calcula el Gobierno central. Básicamente, lo que se pierde por culpa de la construcción y el consumo bajo mínimos de las familias (lastrado por el elevado paro) se gana parcialmente con los ingresos procedentes del exterior.

No en vano, y según datos del Instituto de Comercio Exterior (Icex), España exportó en 2010 por valor de 186.000 millones de euros (el equivalente a casi una quinta parte del PIB), unos 25.000 millones más que el año anterior y la segunda mejor cifra en el último lustro.

Pero la buena salud viene de lejos. Lo acaba de constatar un estudio publicado en el último boletín económico del Banco de España, que analiza la evolución de España en los mercados internacionales desde 1999 a la actualidad.

En un mundo en el que han surgido con fuerza nuevos agentes (lo que se denomina países emergentes), sólo Alemania y España (de entre los europeos) mantienen hoy día la misma cuota que ostentaban hace una década. Franceses e italianos, en cambio, han perdido presencia.

El caso de España es curioso. Su evolución es buena pese a los numerosos problemas estructurales que aún arrastra. Sin embargo, como indica el mismo informe, estas carencias del modelo español generan igualmente una mayor posibilidad de evolución.

¿Qué vendemos al extranjero?

Obviamente, España es todavía la hermana pequeña de los grandes continentales, ya que representa el 1,8% del total que se compra y vende en el mundo. Sin embargo, esa cifra supone un recorte de la distancia existente con Francia e Italia, que, con mucha más capacidad económica, han bajado al 3,8% y 3,2%, respectivamente.

Otra cosa muy distinta es el gigante alemán, que ostenta una cuota del 8,8%. No obstante, el país germano juega en una liga directamente contra China y Estados Unidos.

Las diferencias, eso sí, se acortan aún más según qué sectores se observe. Por ejemplo, en la rúbrica tan comentada estas semanas de alimentos, España pone encima de la mesa el 3,4% de lo que se come en el mundo, por el 6,6% de Alemania y el 3,3% de Italia.

"A pesar de las pérdidas de competitividad-precio y de una especialización que no se orienta a los productos más demandados internacionalmente, la cuota de exportación española ha presentado un comportamiento relativamente favorable en la última década", concluye un informe que detalla los sectores de los que España saca mayor tajada.

En general, las exportaciones españolas están más orientadas hacia productos de contenido tecnológico bajo (como los alimentos y los productos textiles) y de tecnología media-alta (como los vehículos de motor y los productos químicos) mientras que los productos de mayor contenido tecnológico, que tienden a presentar una demanda más dinámica, desempeñan un papel reducido.

Por el contrario, "cuando se examina el comercio mundial por tipos de bienes, se observa que el notable dinamismo del período 1999-2009 se debe al significativo crecimiento de los flujos comerciales de productos químicos —en particular, farmacéuticos— y metalúrgicos, mientras que otros bienes, como el textil y los vehículos de motor, mostraron avances más moderados", explica el estudio.

Y, precisamente, esa adecuación a la demanda internacional de los productos exportados desde este país explica el camino a seguir: "Sería imprescindible seguir avanzando en la obtención de ganancias de competitividad-precio, así como profundizar en las reformas estructurales que impulsarán la productividad y facilitarán la movilidad de los recursos productivos y su reasignación hacia las empresas exportadoras".

Eso, en cuanto a las formas. En lo que respecta a los objetivos, el Banco de España recomienda seguir profundizando en la irrupción en los mercados emergentes, cuyo potencial sigue sin aprovecharse del todo.

De momento, y viendo los datos del Icex de los últimos años, ya se constata cierto incremento en el número de empresas y volumen vendido a zonas como Brasil, México, India y, sí, la mismísima China.

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