Los investigadores también encontraron que las mujeres pueden afrontar y recuperarse mejor de este tipo de pérdida de sueño que los hombres.
"La práctica usual de alargar el sueño en el fin de semana tras una semana laboral intensa asociada con la pérdida leve de sueño no es adecuada para recuperarse de los efectos acumulativos sobre la función cognitiva que resultan de esta privación leve de sueño", apuntó en un comunicado de prensa de la Academia Estadounidense de Medicina del Sueño (American Academy of Sleep Medicine) el investigador principal del estudio, el Dr. Alexandros N. Vgontzas, profesor de psiquiatría y catedrático titular de medicina de los trastornos del sueño del Colegio de medicina de la Universidad Estatal de Pensilvania.
En el estudio, los investigadores instalaron a 34 personas, con una edad promedio de 25 años y que no tenían problemas del sueño, en un laboratorio del sueño durante trece noches. Allí, medían periódicamente la somnolencia y el rendimiento. A los participantes se les permitió dormir ocho horas por noche durante las cuatro primeras noches, para evaluar su funcionamiento normal. Sin embargo, en las próximas seis noches se les permitió dormir solo seis horas por noche, seguido por tres noches de "recuperación" de diez horas de sueño por noche.
Los hallazgos del estudio, que serán presentados el miércoles en una reunión de la Asociación de Sociedades Profesionales del Sueño (Associated Professional Sleep Societies) en Minneapolis, revelaron que tras una semana de restricción del sueño, dos noches de sueño adicional no son suficiente para revertir por completo los efectos adversos de la pérdida de sueño.
Hombres y mujeres presentaron un rendimiento significativamente inferior en pruebas psicomotrices, además de somnolencia subjetiva y objetiva.
Sin embargo, según el estudio las mujeres se recuperaban mejor que los hombres. Los investigadores dijeron que las diferencias sexuales se relacionaban con el sueño de ondas lentas o profundo, que se considera la parte restauradora del sueño.
"En las mujeres, el sueño profundo parecía tener un efecto protector, pero no en los hombres", añadió Vgontzas, quien también es director del Centro de Investigación y Tratamiento del Sueño de la Estatal de Pensilvania en Hershey, Pensilvania. "Las mujeres con la mayor cantidad de sueño profundo pueden enfrentarse mejor a los efectos de una semana laboral con privación leve del sueño, y su recuperación es más completa tras dos noches de sueño prolongado".
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