El grafeno, ese material que muchos han anunciado como el compuesto del futuro, se producirá más fácilmente. Un grupo de científicos de la Universidad de Illinois del Norte han descubierto un método para transformar el dióxido de carbono directamente en capas de grafeno de poco espesor simplemente quemando metal de magnesio.
El pasado año los científicos rusos Andre Geim y Konstantin Novoselov consiguieron el premio Nobel de Física por sus trabajos en el desarrollo del grafeno. Se trata de un compuesto bidimensional, muy fuerte y flexible y que se perfila como el sustituto del silicio para la fabricación de nuevos chips y computadoras. Ahora, un grupo de investigadores de la Universidad de Illinois del Norte le han dado un empujón a este material, al conseguir fabricarlo de manera más sencilla.
El sistema es sencillo además de ecológico pues convierte el dióxido de carbono en capas de grafeno gracias a la quema de magnesio metálico puro en hielo seco. Como explica el director del grupo de investigación de la Universidad de Illinois del Norte, el profesor Narayan Hosmane, "esta científicamente comprobado que la combustión de magnesio metálico en dióxido de carbono produce carbono, pero la formación de este carbono con capas de grafeno como producto principal no había sido identificada ni probada como tal hasta nuestro informe".
El estudio ha sido publicado en la revista Journal of Materials Chemistry y, según explica el propio profesor Hosmane, inicialmente el objetivo no era producir este futurista material, sino producir nanotubos de carbono de una sola pared. "Sin embargo aislamos capas de grafeno. Nos sorprendió a todos", explica el investigador.
Hasta el momento la producción del grafeno requería de productos químicos peligrosos y técnicas complicadas. Frente a ellos, como apunta el propio Hosmane, "este método es simple, verde y rentable".
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