El verano pasado, cuatro reputados economistas se reunieron en una cafetería de París para charlar sobre la crisis financiera. Entre sorbo y sorbo de café, pronosticaron que la economía de Europa se estancaría por culpa del paro y de la deuda de los Estados. También surgió un sentimiento de terror. Vaticinaron que el euro podría desaparecer como moneda única. La Unión Europea y su estado del bienestar podrían derrumbarse.
Entonces, decidieron pasar de la teoría al activismo. En septiembre de 2010, colgaron en un blog un manifiesto que, bajo su análisis, trataba de cuestionar los dogmas neoliberales que casi nadie discutía en aquellos meses. Primero, impugnarían las ideas ancladas y repetidas en los medios de comunicación como indiscutibles. Luego, darían propuestas.
Atacaron, por tanto, lo que denominaron "falsas evidencias". Rechazaron, entonces, afirmaciones como que "el mercado financiero es eficiente" o como que el exceso de deuda de las administraciones "las heredarán nuestros nietos".
Con datos estadísticos y análisis, estos economistas, además, negaban que el déficit público desbocado fuera únicamente porque el Estado gasta más de lo que ingresa. Al contrario, en su opinión colectiva, el alto endeudamiento de los países se produce también por el coste de "los planes de salvamento" que los Estados sufragaron para rescatar a las entidades financieras en 2008 o por el impacto de una menor recaudación fiscal debida a las rebajas de impuestos escalonadas en los últimos años.
"Este texto se limita a criticar algunas de las falsas evidencias que se invocan para justificar las políticas que actualmente se llevan en Europa", mencionaron entonces en el preámbulo del manifiesto.
Una vez que estos cuatro economistas intentaron refutar con su análisis los dogmas establecidos, avanzaron en una serie de alternativas posibles hasta un total de 22 recetas para atacar de raíz la actual crisis financiera. Las medidas que pretendían que se debatieran entre la ciudadanía fueron, entre otras, aprobar una subida de los impuestos a los ricos, prohibir especular en Bolsa a los bancos, eliminar las bonificaciones fiscales a las empresas que no creen empleo o contener la especulación sobre la deuda pública con órdenes de compra estables por parte del Banco Central Europeo.
Crisis de deuda pública
Eran sus premisas contra lo que denominaron “políticas ciegas neoliberales" que entonces nadie rechazaba en periodos de bonanza. Ellos decidieron derribarlas. Por ejemplo, su manifiesto recuerda que la doctrina de los EE UU y del Reino Unido (países fuertemente endeudados) es una de las causas de la actual crisis de la deuda pública.
La bajada de impuestos a las clases ricas, medida que casi todo Occidente adoptó, propició menos ingresos a las arcas públicas, según el análisis como expertos que realizan en el manifiesto. No pasaba nada en periodos de crecimiento; pero llegó la crisis. Los países tuvieron que emitir más deuda a intereses más altos, con lo que reducían su presupuesto en educación, sanidad o empleo.
Según este texto colectivo, lo relevante es que estas reformas fiscales consiguieron que, paradójicamente, las familias ricas tuvieran más capacidad de ahorro, ahorro que invirtieron en letras o bonos del tesoro que emitían los mismos Estados que les habían bajado la fiscalidad.
El coste de la deuda estatal la pagaban el resto de ciudadanos con sus impuestos, pero la rentabilidad de bonos y letras del Tesoro se la embolsaban las grandes fortunas, tal y como detallan en el texto del manifiesto. Se establecía así una redistribución de la riqueza "de abajo hacia arriba", y no al revés, desde las clases adineradas hacia las de menos recursos.
Precisamente, esa es una de las medidas por las que apuestan estos cuatro economistas: que se suban los impuestos y se repartan los ingresos estatales entre los que más necesitan los servicios públicos.
"Se ha producido un efecto jackpot. Con el dinero ahorrado en los impuestos, los ricos han podido adquirir títulos de la deuda pública emitida [que los Estados necesitan para contrarrestar] las reducciones de impuestos", expusieron en su texto inicial.
Este cuarteto de economistas formaba parte de escuelas económicas de pensamiento o de importantes centros de investigación. Sus nombres son Philippe Askenazy (CNRS), Thomas Coutrot (Conseil Scientifique D`Attac), André Orléan (CNR, EHESS) y Henri Sterdyniak (OFCE).
Su blog manifiesto tuvo tanto eco en la red que 3.095 economistas, intelectuales y activistas se adhirieron en cuatro meses. Poco después, se editó en papel en Francia el librito Manifiesto de Economistas Aterrados. Logró un récord editorial dentro del nicho de textos económicos, con 40.000 ejemplares vendidos. Se habla de que fue un libro-revolución pionero, que se publicó antes que surgiera el fenómeno Indignaos, de Stéphane Hessel, el título más vendido de la historia en Francia.
El éxito francés tiene su eco ahora también en España. La versión en castellano de Manifiesto de Economistas Aterrados (Ediciones Pasos Perdidos y Barataria, 2011) agotó los primeros 5.000 ejemplares en apenas 10 días. Hoy suma la tercera edición con más de 17.000 unidades impresas. Son 60 páginas en formato bolsillo a un precio de 6,5 euros.
Es buena muestra de que los denominados libros-revolución están captando el interés de universitarios, intelectuales y ciudadanos descontentos con “el actual estado de las cosas”, como diría José Luis Sampedro.
“Este libro y el de Hessel surgen en Francia en un momento de reflexión de una clase intelectual que rechaza las políticas de la Unión Europea. Creo que se publicarán más títulos de esta temática próximamente, porque existe una nueva izquierda, no partidista, que cuestiona el sistema económico actual”, explica Fernando Sánchez Pintado, de la Editorial Pasos Perdidos.
“La doctrina neoliberal tiene que ser abandonada (…) Es necesario también liberar a los Estados de la presión de los mercados financieros. Sólo así podrá el proyecto de construcción europea esperar la recuperación de una legitimidad popular y democrática de la que hoy carece”, dice el manifiesto de estos economistas aterrados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario