Concretamente el té negro combate la hipertensión, según acaba de demostrar un estudio de la Universidad de Australia Occidental publicado en la revista Archives of Internal Medicine. Concretamente, esta bebida reduce tanto la tensión arterial sistólica (máxima) como la diastólica (mínima). Y, por lo tanto, reduce el riesgo de sufrir problemas cardíacos.
En el experimento, los participantes bebieron durante 6 meses tres tazas diarias de té negro, mientras a otros se les suministraba un placebo con el mismo sabor y con cafeína. En el primer grupo se logró reducir la presión arterial de manera notable. Aunque aún se desconoce el mecanismo de acción, Jonathan Hodgson, coautor del trabajo, asegura que los estudios apuntan a que el té podría mejorar el estado de los vasos sanguíneos.
El té es la segunda bebida más consumida del mundo, después del agua.
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