La Unión Europea y el BCE parecen haber tejido una telaraña para que seamos los ciudadanos quienes nos hagamos responsables de la quita griega a partir de 2013.
La madeja que han desenrollado consiste en que hasta esta fecha sólo se hable de reestructuración (alargamiento de los vencimientos o reducción de los intereses) y que los damnificados de este menor coste sean los bancos . Así éstos no sufrirán impagos.
El argumento es salvaguardar el débil sistema financiero europeo y que no se produzcan efectos colaterales como tras la caída de Lehman. La idea de socializar las pérdidas y privatizar el beneficio es dura de digerir, salvo por causa mayor; algo así como que si no se adoptan, el enfermo se nos muere.
¿Pero está tan mal la banca europea como para que sus accionistas no puedan digerir una quita griega? Un simple cálculo: se espera que los veinte mayores bancos europeos ganen este año 85.000 millones. Sólo un 15% menos que en el año récord de 2007.
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