lunes, 9 de mayo de 2011

Las presiones de Ryanair no deben ser toleradas

Autoridades y clientes estaban acostumbrados hasta ahora a las salidas de tono de su presidente y a las agresivas campañas de publicidad de la compañía, pero el recrudecimiento de la crisis, la menor generosidad de los gobiernos regionales en sus subvenciones a la aerolínea y el endurecimiento de las sanciones por sus prácticas poco ortodoxas han llevado a Ryanair a elevar aún más el tono de sus afirmaciones.

La carta remitida al ministro de Industria por la compañía, en la que amenaza con cerrar rutas en España de forma generalizada y recortar puestos de trabajo si no se le perdonan diversas multas por valor de 1,23 millones de euros, muestra hasta qué punto se ha malacostumbrado a la compañía a un trato de privilegio en su aventura española.

Muchos gobiernos autonómicos se dejaron engatusar por la promesa de la irlandesa de atraer a miles de pasajeros y revitalizar unas infraestructuras infrautilizadas en algunas capitales de provincia a cambio de generosas subvenciones (se calcula que 80 millones en total). Un espejismo que la crisis ha roto.

Las quejas de sus rivales contra el trato de favor a Ryanair son constantes y el volumen de sanciones (65) que acumula la compañía desde 2007 descarta que se trate, como ella defiende, de “una política vengativa”. Si Ryanair quiere seguir siendo la primera aerolínea de España por número de pasajeros, debe empezar a competir exclusivamente por sus propios medios, sin ayudas ni chantajes.

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