Según un equipo de científicos de Estados Unidos, que ha revisado 57 investigaciones sobre el tema, el método más fiable para determinar el sexo del feto es el análisis de sangre. Este sistema consiste en detectar en la sangre de la embarazada secuencias del cromosoma Y, el que determina el sexo masculino, gracias a que el ADN del feto está presente en su organismo.
Los autores, científicos de los Institutos Nacionales de Salud de EE.UU, con la doctora Stephanie Devaney al frente, sitúan esta técnica por delante de procesos más ampliamente implantados hasta el momento, como la amniocentesis o la ecografía. La principal ventaja sobre esta última radica no solo en una mayor precisión, sino que proporciona también la posibilidad de saber el sexo del bebé a partir de la séptima semana en lugar de la undécima. Además, el análisis de sangre evita los riesgos de otros métodos como la amniocentesis, que consiste en la toma de una muestra del líquido amniótico. Algo que, aunque mínimo, supone un riesgo para el embarazo.
Concretamente, la técnica del análisis de sangre consiste en saber si el feto es portador del cromosoma Y, lo que supondría que se trata de un varón. Para ello, se analiza en la sangre de embarazada el contenido de ADN no celular, buscando secuencias de este cromosoma. Cuando estos fragmentos se encuentran en abundancia, se puede afirmar que el niño tendrá sexo masculino. Esta prueba se puede realizar desde la séptima semana de embarazo y su porcentaje de acierto alcanza cifras de entre el 95 y el 99 por ciento.
Las posibles aplicaciones de este método no se quedan en la mera determinación del sexo del feto. Este método podría aplicarse también a la detección de problemas genéticos ligados a los cromosomas sexuale, como hemofilia, fibrosis quística o Huntington. Esta revisión ha sido publicada en la revista Journal of the American Medical Association.
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