Una fuga de 25.000 litros de agua radiactiva en la nuclear de Ascó I (Tarragona) vertió líquido contaminado sobre 14 operarios de la planta que trabajaban en el edificio de contención donde se aloja el reactor, que se encuentra parado por recarga de combustible. El incidente, ocurrido a mediados de esta semana por causas no esclarecidas, no contaminó a ninguno de los empleados afectados, según la central propiedad de Endesa. El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), máxima autoridad atómica de España, anunció ayer que el vertido no tuvo repercusiones sobre el medioambiente y que enviará una inspección extraordinaria para investigar lo ocurrido.
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La fuga se produjo tras la apertura de una válvula de forma "no deseada", señaló la nuclear. Esta liberó líquido irradiado procedente del circuito que está en contacto con el reactor para refrigerarlo cuando la planta se halla en funcionamiento. El agua contaminada inundó el edificio de contención donde trabajaban los operarios aproximadamente hasta la altura de los tobillos, impregnando el calzado y parte del equipo de protección de los trabajadores. La nuclear procedió a evacuar a todo el personal para desaguar y descontaminar el edificio y analizó los niveles de radiación de los empleados afectados. Estos no superaron las dosis máximas de radiactividad permitidas, subrayó la planta.
El agua que se vertió adquirió radiactividad por haber estado en contacto con el reactor, pero no contiene partículas irradiantes, dado que se filtra permanentemente mediante procedimientos químicos, señalaron fuentes de la central que consideraron "entre moderados y bajos" los niveles de radiación del líquido derramado en la zona.
El presunto desajuste de la válvula, que ahora investigará el CSN, se produjo durante el procedimiento de vigilancia que suele realizarse en la fase final de las paradas por recarga. "No fue un accidente, pero se trata de un procedimiento no muy adecuado", precisaron fuentes de la nuclear que descartaron que la válvula se abriera de forma accidental.
Durante la parada por recarga de Ascó I en 2007, -otra "maniobra no prevista", según la definió después el CSN-, vertió agua radiactiva al sistema de ventilación. Aquel suceso propició la fuga de partículas radiactivas por las que el Juzgado de Gandesa mantiene imputados a tres altos cargos de la nuclear, además del inspector del CSN encargado de supervisar la planta cuando ocurrieron los hechos.
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