Rafa Nadal lo ha vuelto a hacer. El número 1 del mundo ha ganado el Trofeo Conde de Godó al vencer a su amigo David Ferrer en una final en la que ha tenido que sacar su mejor tenis. El balear fue más sólido y regular que Ferrer, especialmente en el primer set, donde el alicantino se mostró muy poco consistente con su servicio y cometió demasiados errores no forzados, sobre todo con el revés.
Nadal logra de este modo su título ATP número 45, trigésimo primero en tierra, superficie donde solo ha perdido dos finales: Hamburgo 2007 y Madrid 2009, ambas ante el suizo Roger Federer. Esta era la quinta final entre Rafa Nadal y David Ferrer. Las otras cuatro -dos de ellas en Barcelona- también habían caído del lado del manacorense, la última, hace una semana en Montecarlo.
Como ocurrió el principado monaguesco, Ferrer fue de menos a más, pero en esta ocasión su tenis constante y agresivo tampoco le alcanzó para robarle un set al rey de la arcilla. En un arranque de autoridad, Nadal se puso 4-1 arriba nada más empezar, y aunque su rival logró hacerle un 'break' en el juego siguiente, el mallorquín restableció la diferencia con una nueva ruptura.
En 39 minutos, el balear ya tenía la primera manga en el zurrón y Ferrer, con muchos errores y pocos 'winners' en su haber, aún no había entrado en la final.
El número seis del ránking mundial, un jugador dinámico, que te obliga a ir a límite en el intercambio y hace gala de una tremenda movilidad en pista, no había encontrado el ritmo necesario para exigir a Nadal en toda la primera manga.
Ferrer mejoró en la segunda manga
El segundo set, sin embargo, fue distinto. Ferrer se vino arriba, avanzó un par de metros en pista y empezó a tirar más largo. Contrarrestó el 2-0 inicial de Nadal obligándole siempre a jugarse una bola más, y se puso 4-2 y saque para forzar el set de desempate.
Pero, contra el número uno mundial, nada es suficiente. El mejor Rafa resurgió entonces para, en uno de los juegos más largos del partido, romper el servicio de Ferrer a la quinta oportunidad. Ahí acabó el partido.
Un Nadal serio, concentrado, directo hacia su triunfo 501 en el circuito, encadenó con insultante autoridad cuatro juegos seguidos para lograr la trigésimo cuarta victoria seguida en tierra desde que cayera ante Soderling en Roland Garros, la vigésimo novena consecutiva en Barcelona desde que perdiera contra Corretja en 2003.
El mejor jugador de la historia sobre arcilla concluyó la reconquista de su corona. Nadal volvió a morder el trofeo que llevaba su nombre desde 2005 y 2009 y que el año pasado cedió a Fernando Verdasco al renunciar, por lesión, a disputar el torneo.
"Nunca soñé con ganar el Godó. Y ahora ya tengo seis, así que imaginaros lo que siento", dijo Nadal al público que abarrotaba la pista central del RCT Barcelona. El manacorense se mostró apenado por su amigo Ferrer: "Siento que aún no hayas ganado este torneo, porque te lo mereces más que ninguno".
El alicantino ironizó sobre su cruel destino, el de perder siempre ante Nadal en Barcelona. "He perdido tres finales, pero mentalmente me siento como si hubiese ganado un Godó. Creo que volveré el año que viene. Iba a decir, 'Rafa, no vuelvas', pero sí, vuelve, porque llevas mucho tiempo y es importante que estés aquí", le ha contestado Ferrer
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