¿Por qué dormir en un hotel de cuatro estrellas y pagar 100 euros por noche, cuando puedes hacerlo a menos de la mitad a cambio de renunciar al desayuno y al servicio de habitaciones? ¿Por qué desembolsar en el gimnasio 40 euros al mes, si puedes pagar la mitad? ¿Para qué coger un taxi al aeropuerto y dejarse un riñón, si compartiendo vehículo puedes obtener tarifas mucho más baratas?
La filosofía 'low cost' no deja de reunir adeptos a un modo de vida básico, práctico y barato, pero sin renunciar a la esencia ni a la calidad del servicio. Un modo de consumo que va mucho más allá de los vuelos de Ryanair, que ha creado un nuevo perfil de consumidor y que para muchos es una forma de hacer frente a la crisis con agilidad e inteligencia.
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