Vivir entre rejas no es lo mismo que vivir enjaulado, aunque la sensación debe de ser muy parecida. Tampoco es lo mismo estar preso por un delito que ser preso de las circunstancias.
Con siete millones de habitantes y una opulencia que puede llegar a ser obscena, Hong Kong está considerada en la actualidad como una de las urbes más pujantes del planeta.
Sin embargo, más allá de los rascacielos que se elevan hasta el infinito y los hoteles al alcance de muy pocos bolsillos, se esconde otra realidad: la que padecen miles de desempleados que malviven en las llamadas 'casas jaula', pequeños habitáculos enrejados de apenas tres metros cuadrados.
Y es que la crisis también ha llegado a esta parte del planeta. Gobierno hongkonés anunció en enero que la tasa de paro alcanzaba el 6%, su nivel más alto desde 2005.
105 euros por una jaula de tres metros
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