Hay dos tipos de usuarios de Easy Jet: los que no tienen otro remedio y Clive Jackson. El fundador de una conocida agencia de servicios digitales londinense posee desde hace años una segunda residencia en Palma de Mallorca, y aceptaba con una irritante resignación su dependencia de compañías de bajo coste como Monarch o Easy Jet para escaparse a su isla. La cancelación en 2010 del vuelo desde Heathrow de British Midlands terminó de agotar su escasa tolerancia a las colas o los mensajes promocionales con los que las «low-cost» amenizan las travesías. Así nació Victor, la primera comunidad del mundo para compartir jets privados.
«Surgió de la frustración personal de Clive ante esa falta de alternativas, y la idea se conformó enseguida en una conversación con otros viajeros en un vuelo de vuelta a Londres», nos explica una portavoz. El proyecto se puso en marcha en agosto de 2011 con menos de doscientos miembros, y la comunidad ha crecido a un ritmo de casi cien usuarios nuevos cada mes para llegar a los 887 que su página web www.flyvictor.com mostraba ayer. Según los datos facilitados por la propia compañía, han cerrado acuerdos con más de doscientos operadores de vuelos privados, pequeñas sociedades que manejan entre uno y cinco aparatos y que «cuelgan» en el portal los trayectos que tienen previstos, y el número de plazas disponibles.
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