A los enfermos cardiovasculares que toman medicación les suele preocupar el hecho de que los fármacos puedan cambiar su vida sexual. A veces es difícil dirimir si el origen de la disfunción sexual es orgánica o psicológica.
Las disfunciones en la vida sexual de los pacientes coronarios suelen tener tres orígenes diferenciados pero relacionados entre sí. Por una parte está el propio proceso orgánico de la arteriosclerosis y los factores de riesgo que la desencadenan o contribuyen a su empeoramiento (diabetes, hipertensión, hipercolesterolemia...); por otra, están los factores psicológicos, como la ansiedad y la depresión, y finalmente, algunos fármacos que pueden alterar la función sexual.
Una encuesta reciente realizada por la FEC, la Fundación para la Investigación en Urología (FIU) y la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN) muestra que casi la mitad de los pacientes cardíacos españoles desconoce, o no tiene claro, la relación que hay entre los problemas de erección y su enfermedad cardiovascular.
El ejercicio es bueno para el corazón, y el sexo –que en buena parte es ejercicio– es también saludable para el corazón. Una relación sexual equivale a un esfuerzo físico de intensidad leve a moderada, como subir dos pisos por las escaleras.
La práctica de sexo es también beneficiosa para la mayoría de los pacientes con cardiopatía, según la Federación Española del Corazón (FEC). Para quienes se encuentran estables y en un buen estado funcional, una relación sexual equivale a un ejercicio físico de intensidad leve a moderada.
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