Telefónica dejará de tentar a los clientes de otras operadoras con teléfonos gratis o subvencionados. La operadora es la primera en decidirse a dar este paso que sus más directos competidores han anunciado pero no han llevado a cabo. Desde el 1 de marzo, para hacerse con el último iPhone o Samsung Galaxy, los nuevos clientes lo deberán pagar entero o a plazos. "Al mismo precio que nos lo cobran a nosotros", han indicado desde Telefónica.
La subvención de terminales había sido para la operadora una de las armas con las que contrarrestar la guerra de precios desatada por sus competidores y atraerse clientes de Orange, Vodafone o Yoigo. De hecho, esta táctica comercial les cuesta más de 1.300 millones de euros anuales a las compañías, alrededor de un 25% de sus costes, lo que no evita que los clientes emigren. Ahora Telefónica ha dado un tijeretazo a este gasto y sólo quienes sean ya clientes seguirán contando, por ahora, con subvenciones.
La medida supondrá un ahorro que la compañía no ha especificado y que tampoco ha indicado si lo trasladará a los precios de sus servicios. Sí ha reconocido que supone el inicio de un cambio drástico en su política de comercialización de teléfonos. Los créditos para comprar un Smartphone que puede costar más de 400 euros se incluirán en la factura en mensualidades mínimas de 10 euros y plazos de 18 meses. Telefónica abonará los intereses de estos préstamos a uno de sus accionistas de referencia, La Caixa, que participa en el negocio a través de su filial Finconsum.
En la financiación de nuevos teléfonos se incluye también la valoración y recompra de móviles viejos. Siempre que sirvan para comprar uno nuevo, los clientes podrán llevar el suyo. De esta manera, en el mejor de los casos Telefónica lo valoraría en 245 euros. Y de hecho, se reserva el derecho de revenderlo como teléfono de segunda mano en España, Latinoamérica o Asia.
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