miércoles, 13 de julio de 2011

Una voladura de la autovía en Vidiago deja al descubierto una espectacular cueva

Una voladura de las obras de construcción del tramo Unquera-Llanes de la Autovía del Cantábrico ha dejado al descubierto una espectacular cueva en las inmediaciones de la localidad de Vidiago. La caverna presenta en su interior impresionantes estalactitas, estalagmitas y otras formaciones geológicas, así como restos de animales prehistóricos. Pese a ello, puede quedar sepultada en los próximos días al permitir la Administración que continúen los trabajos -voladuras incluidas-, tras concluir los autores de los estudios realizados que carece de interés cultural y paleontológico.

La gruta, de grandes dimensiones, fue descubierta hace unas semanas, casualmente, gracias a una voladura. La caverna, según han manifestado varios espeleólogos que estuvieron en su interior, contiene restos de animales prehistóricos, como renos o rinocerontes lanudos. La voz no tardó en correrse entre los aficionados a la espeleología, y en una escapada Nacho García-Cosío y varios amigos pudieron visitarla y fotografiar su interior hace unos días. Según el joven espeleólogo, varios lugareños les aseguraron que «vinieron arqueólogos a estudiarla» y que dado que sólo encontraron «algunos restos de rinocerontes lanudos y renos» se continuará con las obras de la autovía. «La cueva es espectacular», afirmó García-Cosío, a quien le sorprende que pueda quedar «tapada por la autovía». Por eso ha decidido dar la voz de alarma, con la intención de que la Administración dé marcha atrás en sus pretensiones de sepultar esta caverna.

No es la primera vez que unas obras sacan a la luz tesoros geológicos en el oriente de Asturias. Ya se registró un hecho similar a éste hace casi dos décadas con La Covaciella, en el desfiladero de Las Estazadas, en el concejo de Cabrales. En 1994, una voladura realizada durante las obras de ampliación de la carretera que lleva a Cabrales abrió un agujero que condujo directamente a una zona con pinturas rupestres de una enorme belleza e increíble frescura: parecía que estaban recién pintadas. Faltó muy poco para que ese hueco fuera rellenado con escombros y sepultado para siempre antes de descubrir la existencia de las pinturas, pero la coincidencia con las fiestas del Pilar hizo que los trabajos se retrasasen y que varios vecinos de Cabrales encontrasen unos bisontes pintados en la pared. Aquel hallazgo obligó a la Administración regional a detener las obras para estudiar la cueva. En aquel caso la importancia del descubrimiento obligó a modificar el proyecto de mejora de la carretera para salvaguardar La Covaciella.

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