jueves, 7 de julio de 2011

PLAYAS CON VIRUS

Investigadores europeos han detectado virus en cerca del 40% de las más de 1.400 muestras de aguas de baño recogidas en zonas costeras y de interior de nueve países, incluido España. Las concentraciones son bajas, pero los científicos recomiendan vigilar a estos microorganismos en las aguas recreativas, sobre todo tras lluvias intensas.

La directiva europea de aguas de baño establece unos valores límite de bacterias, en concreto de Escherichia coli y enterococos intestinales, que no se deben superar para mantener la calidad de las aguas. Respecto a los virus, sin embargo, la normativa solo sugiere realizar estudios científicos que ayuden a determinar parámetros de referencia y métodos fiables de detección.

En este marco, 16 grupos de investigación del proyecto Virobathe –financiado con fondos de la UE– han analizado la presencia de adenovirus (virus con ADN) y norovirus (con ARN y causantes de gastroenteritis) en 1.410 muestras de aguas de baño, tanto dulces como marinas, en nueve países europeos. En España, por ejemplo, científicos de la Universidad de Barcelona (UB) examinaron las playas de Gavà. Los resultados globales revelan que 553 muestras contenían virus (el 39,2% del total), sobre todo adenovirus (en el 36,4% de los casos, frente al 9,4% con norovirus), y más en aguas dulces que saladas. También se comprobó en una pequeña selección de muestras que una cuarta parte de los microorganismos tenían capacidad de infectar.

Los adenovirus están relacionados con gastroenteritis en niños, algunas infecciones respiratorias, otitis y conjuntivitis, aunque gran parte de la población ya ha estado en contacto con ellos y es resistente a la infección de la mayoría de las cepas. El estudio, que ha publicado la revista Water Research, apunta que la presencia en una muestra de agua de adenovirus y norovirus infecciosos “puede constituir un riesgo para la salud”. Aunque en principio los adenovirus no suponen necesariamente un riesgo significativo para la población, si son cepas comunes que ya han infectado a la mayor parte de las personas durante la infancia y permanecen en concentraciones bajas, sus poblaciones pueden aumentar en las aguas de baño después de lluvias fuertes hasta alcanzar niveles peligrosos.

Tras lluvias intensas, los niveles de virus tardan más en volver a ser aceptables que los de las bacterias, utilizadas como indicadores estándar. Además, muchas comunidades víricas son más estables que las bacterianas en los tratamientos de aguas residuales, y resisten más en el agua de mar.

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