La Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), gestora de los derechos de autor y del canon digital en España -cuyos principales responsables han sido involucrados por la Fiscalía Anticorrupción en una presunta trama de desvío de fondos y apropiación indebida-, tiene entre manos, desde hace más de una década, el objetivo de crear la mayor red de espacios multifuncionales en torno a la sociedad Arteria Promociones Culturales. Los fondos para su puesta en marcha y consolidación son transferidos desde la propia SGAE a través de la Fundación Autor y de la asunción, por parte de la fundación, de una deuda financiera superior a los 100 millones de euros.
"El plan de negocio formulado desde Arteria deberá conducirnos a saldar la deuda contraída y reducir el flujo de caja que es necesario destinar desde la Fundación Autor para garantizar la supervivencia de Arteria", indicaba Eduardo Bautista, en la memoria de la Fundación Autor 2010, en su calidad de director general, además de presidente de la SGAE y de Arteria.
Arteria -creada hace 12 años y cuyo socio único es la Fundación Autor- tiene entre otros objetivos el de convertirse en la mayor red iberoamericana de espacios escénicos. Empeño que acarrea un coste financiero, ya que los flujos de la Fundación resultan insuficientes para cubrir los más de 400 millones de euros que han sido necesarios para comprar suelos, edificios, empresas inmobiliarias, pagar cánones municipales y ejecutar las obras de los proyectos.
Ha cerrado una larga lista de operaciones, desde la compra en 2002 del cine California, en la calle de Andrés Mellado de Madrid, hasta la de las inmobiliarias de la familia Soler, de las que Bautista es ahora administrador: Emvi y Exhibidores Unidos. Pagó 83 millones de euros a finales de 2009 y estaban endeudadas por 58 millones.
En la mayoría de los casos, Arteria las realizó a través de concesiones municipales, con el pago de un canon anual y la financiación compartida de las obras con las Administraciones, como sucedió con el teatro Campos Elíseos de Bilbao, que requirió de 23,4 millones, o con el Arteria Paral·lel, en Barcelona, cuya remodelación costó 12 millones. Aquí, la SGAE ganó la explotación del teatro en concurso público, en 2006, por un periodo de diez años a cambio de un canon de 185.000 euros anuales.
En Boadilla del Monte, las aspiraciones de la SGAE no llegaron a cuajar, lo mismo que sucedió con la reconversión de la antigua estación de Príncipe Pío. En 2006 logró que el Ayuntamiento, entonces dirigido por Arturo González Panero, imputado en el caso Gürtel, cediera el palacio del Infante Don Luis para su rehabilitación, pero el Tribunal Superior de Justicia de Madrid anuló la decisión.
Además del teatro Lope de Vega y del Coliseum, del reconvertido cine California en Sala Berlanga y de los espacios de Bilbao y Barcelona, la red Arteria se completa con una sala en Santiago de Compostela, el teatro Häagen-Dazs Calderón, en Madrid, el Manhattan Center de Nueva York, el Metropolitan de Buenos Aires y La Casona en México. A los que se unirán proyectos en México y Buenos Aires, y un auditorio en la isla de la Cartuja de Sevilla, que ha requerido de más de sesenta millones de euros, y cuya finalización está pendiente de las demandas tras la renuncia del arquitecto Santiago Fajardo.
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