El líder del Partido Popular, Mariano Rajoy, aplicará un "plan de choque" económico si gana las elecciones generales que podrían celebrarse en unos meses, según asesores y miembros de la principal formación de la oposición.
Rajoy, que según las encuestas será el próximo presidente del Gobierno, anticipa huelgas y protestas en su primer año en el cargo, pero no serán suficientes para dar al traste con su intensa agenda de reformas.
"Las medidas serán duras y tendremos problemas con mucha gente, pero entenderán que vivíamos por encima de nuestras posibilidades. Los españoles lo entenderán", dijo un dirigente del partido.
Aunque hasta ahora el PP no ha planteado en detalle su programa, la idea general es restaurar la confianza de los mercados, generar inversión y crear empleo, según dijeron cinco fuentes del PP, que hablaron bajo condición de anonimato.
Entre los pocos puntos que los líderes del partido han abordado está profundizar las reformas del presidente socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, adoptando un único tipo de contrato flexible que facilite a las empresas contratar y despedir. Los distintos tipos de contratos en lo que se refiere a indemnización por despido están considerados como una barrera para el fomento del empleo en España.
El PP quiere también reducir los impuestos a las pequeñas y medianas empresas para estimular la contratación, e imponer un gasto estricto y límites de deuda a las 17 comunidades autónomas.
Los sondeos muestran que la formación de centroderecha tiene una ventaja de 14 puntos porcentuales frente a los socialistas, que han visto como la opinión pública les daba la espalda ante los elevados índices de desempleo, con uno de cada cinco trabajadores en el paro, la mayor tasa de la Unión Europea.
Zapatero es impopular porque no ha logrado recuperar la economía tras el estallido de la burbuja inmobiliaria en 2007, pese a que sus medidas de austeridad han ayudado a mantener a España a flote en la crisis de la zona euro, hasta ahora.
Las elecciones están previstas para marzo de 2012, pero se espera que Zapatero las adelante para sacar provecho de los buenos resultados en el empleo por la coyuntura turística del verano, uno de los pocos puntos brillantes de la economía.
Restaurar la credibilidad
Rajoy quiere que la clave de su programa sea restaurar la credibilidad en la política económica del país. Los costes de financiación de España se han incrementado durante la prolongada crisis de la zona euro, que ha empeorado recientemente al aplazar los líderes europeos un segundo plan de rescate para Grecia.
"Habrá un plan de choque para convencer a los mercados de que podemos estimular el crecimiento económico", dijo un destacado diputado del PP.
Los socialistas pretenden recortar el déficit público al 6 por ciento del Producto Interior Bruto este año, desde el 11 por ciento de hace dos años, pero el consenso entre los analistas es que la economía no crecerá lo suficiente este año o el próximo para crear puestos de trabajo.
El PP dice que se apresurará a reducir el déficit pero también se concentrará en el crecimiento económico.
Los ministros clave del gabinete de Rajoy - economía, asuntos exteriores, trabajo y vicepresidencia - serán tecnócratas independientes en lugar de cargos políticos, según señalan fuentes próximas al político gallego.
Aunque los dirigentes 'populares' ven necesario recortes de gasto más profundos, aseguran que el plan de choque no obligará a recortar los servicios en el apreciado sistema sanitario público, en la educación y en las pensiones, dado que reducir ineficiencias ahorrará dinero.
Los 'indignados' no son un problema
Los líderes del PP reconocen que han de ser comprensivos con el descontento de los jóvenes españoles, que empiezan a percibir que no vivirán tan bien como sus padres.
Sin embargo, pese a que más de la mitad de los españoles simpatizan con las decenas de miles de "indignados" que han salido a las calles de todo el país, los dirigentes del PP dicen que las protestas no son tan masivas como para darles una respuesta.
"Lo que es importante es el malestar que hay bajo la superficie, pero eso no cambia la estrategia del PP, el mensaje político no cambia", dijo un asesor de Rajoy.
Los manifestantes denuncian los recortes de gasto y piden, entre otras cosas, una reforma electoral que rompa con el bipartidismo y aliviar las deudas para quienes tienen hipotecas que no pueden pagar.
Sin embargo, los sondeos sugieren que los votantes aceptarán más medidas de austeridad de manos de Rajoy y piensan que gestionará mejor la economía que el sucesor de Zapatero como candidato socialista, el veterano Alfredo Pérez Rubalcaba.
"La mayoría de la gente quiere más austeridad", dijo un diputado del PP.
El PP considera que la indignación de los votantes daña más a los socialistas que a los conservadores. En los comicios locales de mayo, los votante ssocialistas optaron por partidos más pequeños o se abstuvieron.
Rajoy, al que se reconoce haber llevado al PP al centro desde los tiempos más conservadores de José María Aznar, mantendrá previsiblemente una estrategia de campaña de bajo perfil. En lugar de pasar al ataque contra los socialistas, se centrará en el descontento entre sus votantes para intentar ganárselos. Sus asesores le piden que evite la provocación, evite dar por seguros los votos que ya tiene y deje a Rubalcaba jugar sus bazas.
Rubalcaba ha intentado distanciarse de Zapatero y ha propuesto una tasa a la banca, entre otros gestos hacia los votantes más a la izquierda.
Sin embargo, dado que la victoria socialista parece improbable, la gran baza de Rubalcaba es impedir que el PP se haga con la mayoría absoluta del Parlamento, un objetivo que Rajoy tiene al alcance, según los sondeos de opinión.
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