La operación HORUS de la Guardia Civil ha "desmontado" nueve años de trabajo del centro de cría en cautividad del águila imperial de Sevilla, cuya empresa gestora llevaba años falseando datos que justificaran el éxito de su labor para seguir cobrando subvenciones de la Junta de Andalucía.
El fraude del citado centro es sólo una de las "patas" de una extensa red dedicada al expolio y tráfico de aves rapaces protegidas que acaba de desarticular la Unidad Central Operativa Medioambiental (UCOMA) del SEPRONA en 9 provincias españolas, y que se ha saldado con la detención de 16 personas, entre ellas 3 de los 4 trabajadores del centro sevillano, incluyendo a su director.
Según ha explicado el capitán del SEPRONA José Manuel Vivas, los implicados robaban huevos y pollos de águila imperial del medio natural y los llevaban al centro de Sevilla, donde los presentaban como nacidos en este centro para seguir cobrando las subvenciones de la administración andaluza, que podrían rondar el millón de euros anuales por diferentes conceptos desde 2002.
De este modo, los detenidos "presentaban datos de un proyecto científico de éxito, pero en realidad todo era una estafa en tanto que los huevos eran extraídos del medio natural", ha apuntado Vivas, quien considera que la Junta de Andalucía ha sido "víctima" en este caso, en tanto que la empresa subcontratada para gestionar el centro "usaba sus subvenciones para otros fines".
Colaboración institucional
Vivas ha insistido, además, en que el Gobierno andaluz "ha colaborado en todo momento con la investigación", que comenzó el pasado mes de enero, después de que la Guardia Civil recibiera varias denuncias del expolio de huevos y pollos de rapaces protegidas en la provincia de Ciudad Real, y que aún sigue abierta.
El trabajo del centro era tan "poco científico" que los agentes han encontrado hasta un pollo de águila real que había sido expoliado de un nido pensando que era de imperial.
No obstante, la trama no acaba en el centro de San Jerónimo (Sevilla), cuyos trabajadores formaban parte de una red que podría estar integrada por más de 150 personas dedicadas a expoliar nidos y a falsificar documentación y anillas, como parte de un negocio ilegal de compraventa de rapaces.
Entre las especies afectadas había halcones peregrinos, cernícalos, azores, autillos, gavilanes y, sobre todo, la más majestuosa y amenazada de las rapaces, el águila imperial.
Dinero destinado a comprar pollos
Los precios de compra de los pollos podrían estar entre los 1.000 y 3.000 euros, aunque, según han podido comprobar los agentes en transferencias bancarias, se han efectuado ventas de ejemplares a coleccionistas por valores muy superiores, como 6.000 o 18.000 euros.
Los agentes estiman que el valor económico del negocio de la red podría cifrarse entre los 200.000 y 400.000 euros anuales.
Los miembros de la red, asentados en Ciudad Real, Sevilla, Málaga, Córdoba, Jaén, Murcia, Vizcaya, Pontevedra y Oviedo tenían diferentes grados de implicación, de modo que algunos se dedicaban al expolio directo de nidos, otros elaboraban documentos y anillas falsas para amparar los ejemplares y alteraban o cambiaban las anillas.
Ramificaciones en toda España
Como prueba física de estas irregularidades, se han registrado diversos domicilios y locales, y en sólo uno de ellos, en Murcia, se han encontrado incubadoras de rapaces, material de inseminación, una bolsa con material de escalada, 500 documentos CITES, más de 1.500 anillas de diferentes tamaños, numeradas y sin numerar y 14.000 euros, entre otras cosas.
Además, se han incautado de 101 rapaces vivas y 11 muertas congeladas, que al parecer tenían en "reserva" para cuando "les interesara decir legalmente que una rapaz había muerto".
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