Para
nuestro cerebro, el envejecimiento no es inevitable. Un grupo de
investigadores suecos (de la Universidad de Umeå, el Instituto
Karolinska y el centro Max Planck de Alemania) ha desvelado además que,
para prevenir el deterioro de nuestro órgano más fundamental y
mantenerlo en forma, cuenta más lo que se hace a edad avanzada que lo
realizado a lo largo de los años anteriores. Los resultados de esta
investigación han aparecido en el último número de la revista científica
«Trends in Cognitive Sciences.
«Aunque
algunas funciones de la memoria tienden a declinar cuando envejecemos,
hay gente mayor que muestra un funcionamiento bien preservado,
comparable al de un cerebro más joven», dice Lars Nyberg, profesor de
Neurociencia en la Universidad sueca de Umeå y autor principal del
estudio.
GIMNASIA CEREBRAL
Estimular la actividad cerebral a partir de los 65 años resulta más útil que comer rabos de pasa durante toda la vida.
Ejercicio
físico. Es vital ya que, según el estudio sueco, el mantenimiento del
cerebro tiene una gran influencia vascular. Incluso a nivel
microscópico, existen lesiones neuropatológicas relacionadas con la
demencia. En ausencia de lesiones de tipo vascular, se observa un bajo
decline cognitivo asociado a la edad.
Descanso.
Muchos estudios señalan que las dificultades para dormir contribuyen a
un deterioro cognitivo, lo que, en una edad avanzada, puede afectar
gravemente al desarrollo de actividades como conducir, manejar ciertos
instrumentos o tomar la medicación. Una investigación reciente publicada
en el Journal of Neuroscience Nursing cifraba en un 50% los mayores que
tienen una mala higiene de sueño debida a dificultades asociadas a la
edad.
Estrés.
Mantenerlo bajo control afecta para bien a la fisiología del cerebro.
Los esteroides producidos por un estrés continuado dañan los receptores
del hipocampo. La atrofia de esta parte del cerebro conduce tanto a
daños en la memoria como a enfermedades como depresión o esquizofrenia.
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