Investigadores del Instituto Wyss de Ingeniería Bioinspirada de la Universidad de Harvard (EE UU) han desarrollado un nuevo material que imita la fuerza, dureza y versatilidad de la cutícula de los insectos. Lo han bautizado como Shrlik y, además de ser biodegradable y biocompatible, tiene un bajo coste. Los científicos auguran que podría reemplazar a los plásticos en muchos productos de consumo y ser utilizado en aplicaciones médicas.
La cutícula natural de los insectos, como la que forma el exoesqueleto rígido de un saltamontes, es ligera y delgada, y está destinada a proteger al animal de agresiones externas sin añadir peso ni volumen, para que el vuelo y otras actividades no se vean perjudicadas. Además puede ser rígida en algunas zonas del cuerpo, como el abdomen y el tórax, y elástica en las articulaciones.
En cuanto a su composición, la cutícula de los insectos es un material compuesto formado por capas de quitina, un polímero polisacárido y proteínas organizadas en una estructura laminar parecida a la madera. Recreando esta estructura en el laboratorio, Javier G. Fernandez y sus colegas han creado una fina película similar en fuerza y dureza a una aleación de aluminio pero con la mitad de peso. Además de ser biodegradable, es fácil de moldear, por ejemplo para formar tubos. Según sugieren los investigadores en el último número de la revista Advanced Materials, podría usarse en un futuro no muy lejano para fabricar bolsas, pañales y envoltorios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario