Si te sonrojas con facilidad no tienes por qué preocuparte. Las personas que se sienten avergonzadas en ciertas situaciones "comprometidas" son también más dignas de confianza y más generosas, según concluye un nuevo estudio de la Universidad de California (EE UU).
“La vergüenza es un componente emocional que forma parte del' adhesivo social' que promueve la honestidad y la cooperación en la vida cotidiana”, concluye el psicólogo social Rob Willer, coautor del estudio que publica la revista Journal of Personality and Social Psychology. Para demostrarlo, los investigadores trabajaron con 60 sujetos a los que sometieron a situaciones embarazosas, como confundir a una mujer obesa con una mujer embarazada, o dejar escapar una flatulencia en público, para identificar hasta qué punto sentían bochorno. Cuando, a continuación, los mismos sujetos participaron en el “Juego del Dictador”, usado en economía para medir los niveles de altruismo, los que con más frecuencia se habían sonrojado en las pruebas previas tendían a ser más generosos. Otros experimentos revelaron que si un sujeto muestra cierto pudor cuando se le felicita por un éxito, el resto de las personas se siente más predispuesta a confiar en él.
Además, los investigadores detectaron que las personas que se ruborizan con cierta facilidad también presentan mayor tendencia a la monogamia. “Sentir un poco de vergüenza es algo bueno, no algo que debamos combatir”, concluye Dacher Keltner, coautor del trabajo, que explica que quienes tienen este sentimiento, por ejemplo cuando se equivocan, suelen cubrirse solo una parte de la cara y sonreír. Eso sí, la vergüenza no debe equiparse a la ansiedad social, que sí puede ser negativas para la persona y su entorno.
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