La marihuana afecta a la memoria de trabajo (memoria a corto plazo), reduciendo la capacidad de retener y procesar transitoriamente la información para razonar, comprender y aprender. Según un estudio que acaba de publicar la prestigiosa revista Cell, la clave reside en que el ingrediente psicoactivo principal de esta droga (el tetrahidrocannabinol o THC) no afecta a las neuronas sino a los astrocitos, las células de la glía que les dan soporte y les sirven como “andamios”. Eso implica que los astrocitos, además de nutrir y proteger a las neuronas, tienen un rol activo en la formación de los recuerdos.
En experimentos con ratones los investigadores demostraron que si los astrocitos carecen de un tipo de receptor llamado CB1R no sufren alteraciones en la memoria tras consumir una dosis alta de marihuana. Sin embargo, si este receptor se elimina de las neuronas el efecto de la droga sigue siendo el mismo. Es la primera vez que se demuestra que los efectos del cannabis en la memoria a corto plazo no regulados directamente por las neuronas.
Ahora, los investigadores pretenden explorar las actividades de los endocannabinoides endógenos, es decir, sustancias similares al cannabis fabricadas por el propio organismo de forma natural. El sistema endocannabinoide está implicado en el apetito, el dolor, el estado de ánimo, la memoria, etc. “En casi cualquier función fisiológica que se pueda imaginar, es probable que los endocanabinoides estén involucrados de algún modo”, explican los científicos.
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