Los españoles pagamos cada año 360 millones como tasa cuando compramos electrodomésticos. ¿No deberían dejar de cobrarnos el canon que pagamos los usuarios?
Cada vez que un usuario compra un electrodoméstico, desde un frigorífico a una lavadora o un móvil, pagamos un canon para financiar el reciclaje cuando acabe su vida útil y las sustancias contaminantes sean tratadas correctamente. Por esa razón los españoles pagamos cada año la friolera de ¡ 360 millones de euros ¡. El problema es que parece que solo una mínima parte de ese dinero se destina realmente a su fin porque tan solo se recicla correctamente aproximadamente el 20%. El fiscal coordinador de Medio Ambiente, Antonio Vercher, ha declarado estos días que hay una gran dispersión de residuos con gran potencial de peligro – CFCs, gases y otras sustancias – y se sabe que ya hay 60 personas imputadas por trocear frigoríficos: están implicados transportistas de algún centro de distribución, chatarreros, trituradores de metales, centros de almacenamiento y parece que hasta plantas de tratamiento. Se ha filtrado que incluso electrodomésticos depositados por los usuarios en los “puntos limpios” pueden acabar en manos de un chatarrero y, por lo tanto, sin recibir el tratamiento adecuado sino engrosando los bolsillos de los piratas.
Es decir, los consumidores pagamos un montón de dinero – hasta 26 euros por el canon de reciclado de un frigorífico – para proteger el medio ambiente y resulta que el negocio lo están haciendo otros. Un dato: en 2009 se pusieron en el mercado alrededor de 700.000 toneladas de residuos electrónicos y solo se trataron correctamente unos 125.000.
¿Alguien lo entiende?
Hay plantas de tratamiento que se crearon hace muchos años – alrededor de veinte – para evitar precisamente que tantos residuos electrónicos acabaran en cualquier barranco filtrando sustancias contaminantes, liberando gases con grave riesgo para el equilibrio medioambiental. Y en muchas parece que están casi mano sobre mano: el material que debía llegar a sus instalaciones se “gestiona” irregularmente por quienes lo han realizado todo la vida sin ningún tipo de control. El mismo descontrol que impera ahora, pese a los millones que pagamos los usuarios para que esto no pase. La Fundación Ecolec, principal sistema de reciclado de electrodomésticos, asegura que sus asociados “cumplen con las normas” y que es “difícil romper ciertas costumbres”, pero cabe preguntarse quién está permitiendo esta situación o quien está mirando para otro lado. Por ejemplo, ¿qué hacen las administraciones para controlar esta situación? O mejor, ¿dónde están las administraciones que permiten éste desaguisado?
Y yo iría incluso más allá: Si las administraciones y el sector no son capaces de controlar esta situación, y a la vista está que estamos ante un auténtico escándalo medioambiental, ¿es lícito que nos sigan cobrando a los consumidores para un reciclaje que no se lleva a cabo? Muchos usuarios tenemos inquietudes medioambientales, tomamos medidas para proteger el medio ambiente, reciclamos cristal, cartones, latas, botellas, bolsas y hasta pagamos religiosamente y sin rechistar por dar un paso más y reciclar todo lo electrónico, pero me parece un fraude que se permita que convivan dos negocios y que, pese a nuestra aportación, sigamos como hace veinte o treinta años: empapando los campos de sustancias contaminantes, dejando residuos por cualquier lado, dañando la capa de ozono…
Si no lo arreglan, al margen de los juzgados, quizá habría que pensarse muy seriamente lo de seguir cobrando… Yo no quiero pagar que otros engorden sus cuentas corrientes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario