El presidente de la SGAE, Teddy Bautista, quiere tenerlo todo bajo control de cara a las próximas elecciones de junio, de las que saldrá la nueva junta directiva de la entidad.
En sus círculos más próximos aseguran que no ve mal que por primera vez haya una candidatura al margen suyo que pretende hacerse en serio con la presidencia. "Se trata de maquillar, de aparentar que la SGAE funciona con un sistema democrático", aseguran algunos de los socios críticos con su gestión. Pero una cosa es eso y otra es que haya sustos.
Y una de las cosas que más le preocupa es su mala imagen. La SGAE es, según todas las encuestas, una de las instituciones peor valorada por los españoles. Por eso, Bautista ha lanzado un plan de supuesta transparencia con el que intentar lavar su imagen y ha ordenado también a su Ejército de inspectores que controlen muy de cerca los movimientos en las redes sociales: especialmente en Twitter y Facebook.
Se trata no sólo de perseguir a todos aquellos que incluyan enlaces a páginas que difundan contenidos ilegales, sino sobre todo de evitar que se creen perfiles falsos desde los que atacar a la entidad y al propio Teddy Bautista.
Vigilantes especilazados
"Hemos conseguido eliminar ya varias cuentas de usuarios que se hacían pasar por el presidente", explica un portavoz de la SGAE. Esta no es, de hecho, la primera vez que la sociedad se lanza a vigilar y controlar las opiniones de los internautas. La entidad cuenta con especialistas en perseguir todo lo que se dice en los foros online e intentar contrarrestarlo.
Desde hace años la SGAE cuenta con personal que vigila cada comentario que se vierte en la web e incluso han llegado a crearse listados con aquellos internautas que mayores pasiones levantan, con las páginas más visitadas y con los que son considerados gurús en la lucha contra la gestión de Teddy Bautista.
Hay que tener en cuenta, sin embargo, que la web de los autores ha sufrido en más de una ocasión ataques de hackers y que Internet es el lugar escogido para programar nuevas manifestaciones, concentraciones o recogidas de firmas para modificar la gestión de los derechos de autor.
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