Muchos le llaman mago. Otros tantos no saben con que adjetivo catalogar las excentricidades del intrépido neoyorkino David Blaine. Después de haber permanecido 44 días encerrado en una vitrina suspendida sobre el rio Támesis tan solo a base de agua, de soportar 35 horas sobre un pilar de cerca de 100 metros de altura en Nueva York y de haber sido enterrado vivo, el excéntrico Blaine se enfrenta a un reto que asegura "ha querido hacer durante años".
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