A principios de año, los cinco rectores de las universidades públicas de la Comunidad Valenciana proclamaron en una reunión extraordinaria que la educación superior estaban e juego por la deuda que acumula la Generalitat. El Consell, que respondió de inmediato con un plan de pagos que ha permitido ponerse al día respecto a 2011, replicó solicitando a las instituciones académicas que emulen las medidas de reducción del gasto del Ejecutivo.
En los años en los que la crisis ya hacía estragos, las universidades contaron con una financiación superior a los novecientos millones (2010).
Ahora las tornas han cambiado. Pese a ello la Universitat de València cuenta este ejercicio con un presupuesto de 344,62 millones. La Politécnica, por su parte, dispone de 350 millones. En la Jaume I de Castelló, la cifra es de 104,84 millones. La Universidad de Alicante ha presupuestado 184 millones, mientras que la Miguel Hernández de Elche gastará 91.
En total, más de 1.074 millones de euros entre las cinco instituciones académicas. Una cifra que revela la magnitud del sistema público de educación superior que, sin embargo, en no pocas ocasiones queda empañado por sufragar o albergar actividades que al menos chirrían en tiempos de crisis como los acruales, en los que las Administraciones, empresas y particulares miden al milímetro hasta la factura de la electricidad.
Lejos de la austeridad
Diferentes ejemplos ilustran hasta qué punto las universidades se alejan de los preceptos de austeridad. En la UJI de Castellón, la institución cedió hace tres semanas el Aula Magna de la Facultad de Ciencias Humanas y Sociales para la celebración de una reunión de «Tupper Sex». Este foro contó con la presencia de 120 estudiantes de la universidad, que conocieron «las últimas novedades en juguetes eróticos y cosmética afrodisíaca».
En este taller, se mostró «toda una gran variedad de productos para favorecer el placer sexual, desde consoladores hasta pintura de chocolate, bolas chinas o las modernas esposas (sic)» según consta en el comunicado remitido por la propia UJI.
Otra de las querencias de las universidades públicas pasa por reivindicar la memoria histórica. Todavía con un presupuesto consignado por el anterior Gobierno central, la Universitat de València alberga estos días la muestra titulada «El legado de la guerrilla (1942-1952)» organizada por el Ateneo Republicano de Paterna y Plataforma per la III República de Burjassot con un presupuesto de 24.000 euros, sufragados a través de una subvención del Ministerio de Presidencia.
En la Universidad de Alicante, dentro del ciclo «Capitalismo sin alternativas» se encuadra una charla con Miren Etxezarreta, presentada abiertamente como defensora de un enfoque marxista.
En la UMH de Elche, el ciclo «Causas y consecuencias de la crisis capitalista» está organizado por la Federación de Enseñanza de CC.OO. La universidad recompensa la asistencia con 1,5 créditos.
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