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martes, 30 de agosto de 2011

QUEREMOS SER POBRES FRANCESES

En Francia están alarmados porque se han encontrado con 8,2 millones de pobres. De los 66 millones que viven allí. Nosotros también contamos con una cifra similar de pobres, para mucha menor población. La diferencia fundamental reside sin embargo en que en Francia es pobre quien vive con menos del 60 % de los ingresos medios, es decir, con un máximo de 954 euros al mes. El Instituto Nacional de Estadística de nuestros vecinos se ha mostrado sobresaltado por estas cifras que, además, han aumentado un 0,5% respecto al año anterior. 954 euros marcan el límite de la pobreza y del sobresalto oficial en Francia.

La mitad de los asalariados españoles gana mil euros o menos. Somos todos pobres franceses, millones y millones. Y a ello hay que añadir los casi cinco millones de parados con tan dudoso futuro. Aún con gobiernos conservadores, el país que está detrás de los pirineos, es uno de los que más dinero dedica a la inversión (aquí se le llama “gasto”) social. España uno de los que menos.

Y aún hay más. Durante los últimos 15 años –gobiernos completos de José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero- se han rebajado los impuestos casi un 38% a las rentas altas… y un 2,3 % a la clase media.

En la eterna pescadilla que muerde su cola ocurre que si se resta inversión a la educación –como está haciendo flagrantemente la Comunidad de Madrid en particular y España entera- se crían ciudadanos zotes. Los que han permitido a lo largo de la Historia estas abrumadoras diferencias entre un país y otro separados solo por unas montañas. Aunque no, también y sobre todo, por una muy diferente formación y criterio. Las personas que piensan relacionan conceptos y no se distraen mirando sonajeros, hojas de rábano o zanahorias políticas. Más aún, tras la elaboración de los datos, obran en consecuencia. Aunque esto exige una labor continuada para que funcione, y me temo que vamos por el camino contrario. Con nacientes y esperanzadoras excepciones.

Visto lo visto, sin embargo, creo que -como punto de partida- debemos reivindicar ser pobres franceses, pero ya.

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