Ya no se trata de que pague el que contamina. Ahora también pagará quien no haga cuanto esté a su alcance para evitar la contaminación. O más claro: quien propicie el aumento de basuras o no facilite el reciclado. El problema de los residuos domésticos en España, especialmente el de los plásticos, ha llegado a unos niveles preocupantes y empieza a ser precisa cierta mano dura, anuncia el Gobierno. Producimos demasiada basura y aún no separamos, ni reutilizamos, ni reciclamos como sería recomendable. Habrá que arrimar más el hombro, vaya.
Más informaciónLos fallos del contenedor El comercio deberá eliminar las bolsas de plástico en el 2018 Tags: Sociedad Edición Impresa Versión en .PDF Información publicada en la página 2 de la sección de Tema del día de la edición impresa del día 09 de mayo de 2011 VER ARCHIVO (.PDF)
PDF .PDF ¿Cómo? Pues, por ejemplo, recuperando hábitos como el tradicional sistema en el que el tendero reembolsaba parte del coste de las botellas de cristal a quienes le devolvían los cascos vacíos. El Gobierno ha llevado al Congreso un proyecto de ley que prevé reinstaurar el método y ampliarlo, en una primera fase, a todos los envases de bebidas, es decir, botellas de vidrio, latas, briks y plástico PET (el reciclable tereftalato de polietileno).
«Es una de las medidas previstas por la Unión Europea», alega Jesús Huertas, director general de Calidad y Evaluación Ambiental del Ministerio de Medio Ambiente. El sistema de depósito, devolución y retorno (SDDR) funciona ya en Alemania, Holanda y otros seis países europeos, donde estos recipientes son gravados con una tasa, que luego el consumidor recupera cuando los deposita en una máquina o bien los retorna en un comercio. Los ecologistas proponen que, en España, el importe devuelto sea de 0,25 euros.
A PARTIR DEL VERANO / El SDDR es una de las novedades -aunque solo se esboza y sus defensores creen que debería concretarse más explícitamente- de la ley de residuos y suelos contaminados. «La previsión es que el texto, que se tramita por vía de urgencia en las Cortes, esté aprobado en verano», explica Huertas.
Con todo, precisa el alto cargo del ministerio, aunque la legislación «dejará la puerta abierta» para que se desarrollen sistemas de depósito, devolución y retorno, «el Gobierno no prevé una implantación inmediata». El nuevo método conviviría un tiempo con el ya existente de los contenedores amarillo y verde. Antes de tomar cualquier decisión, insiste el director general, se buscará el consenso con la industria alimentaria y el sector de la distribución. «De momento, existe buena disposición», destaca. Una vez haya acuerdo con los implicados, se dictará «un real decreto para que el despliegue se realice de forma homogénea en toda España».
Aunque CiU ha avanzado que apoyará la nueva ley, la Generalitat no está muy convencida con la propuesta del SDDR. «No hay estudios económicos objetivos que lo avalen», objeta Josep Maria Tost, director de la Agència Catalana de Residus. Además, subraya, «España tiene otras asignaturas pendientes, como la recogida de la fracción orgánica».
Y otro detalle, de suma importancia en tiempos de crisis: las máquinas donde se deposita el envase cuestan 70.000 euros por unidad. No parece el mejor momento para que empresas y ayuntamientos hagan ese desembolso.
LOS DEFENSORES / Pese a que es la primera vez que el Gobierno acepta revisar el actual sistema de recogida, los ecologistas, agrupados en la fundación Retorna, creen que no está siendo «lo bastante valiente», critica Julio Barea, de Greenpeace. «Sería necesario que los SDDR se reconocieran como obligatorios», agrega Mercè Girona, responsable de Retorna en Catalunya. Entre otras virtudes, destacan, se logra que los envases recuperados «no se mezclen con otros residuos, con lo que el proceso de reciclaje se abarata». Allí donde se aplica el sistema ya no hay latas y botellines tirados por las calles, aseguran.
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