Una inyección podría ser una nueva opción para aquellos hombres que no quieren tener más hijos y un segundo pinchazo podría devolverles la posibilidad de ser papás. Ese es el objetivo del ingeniero biomédico Sujoy Guha, quien trabaja en el desarrollo de un nuevo anticonceptivo masculino de largo plazo y que ha llamado inhibición reversible del esperma dirigido (Risug).
Mientras el procedimiento de la vasectomía se basa en el corte del conducto deferente, que transporta los espermatozoides desde los testículos hasta la uretra peneana, el Risug consiste en la aplicación de un gel sintético con carga eléctrica positiva al interior del conducto, el cual "desactiva los espermatozoides", según explicó Guha a La Tercera. Así, los espermatozoides son expulsados en la eyaculación, pero no tienen la capacidad de fecundar un óvulo.
El sistema anticonceptivo tiene una duración de 10 años y después o antes de eso puede ser revertido por el paciente. "Hasta ahora, hemos visto que el método dura hasta 10 años, pero puede durar más en sujetos que han recibido una dosis completa, como se ha probado en voluntarios que participaron en los primeros estudios clínicos en 1991", dijo Guha.
Aunque no existe claridad acerca de la acción que el gel ejerce sobre los espermatozoides, se cree que podría reducir el PH al interior del conducto, lo cual provocaría la muerte de los espermatozoides. Para hacer esto, el médico debe hacer un pequeño corte en el escroto, la piel que recubre el testículo, y extraer el conducto para aplicar la inyección. Luego, la estructura es reincorporada dentro del escroto y se aplica sutura en la piel. ¿Efectos secundarios? Aproximadamente, la mitad de los pacientes sufre un abultamiento del escroto tras la operación, lo cual puede durar entre dos y tres semanas, pero no produce fiebre u otros efectos.
Proceso reversivo
Para revertir la vasectomía es necesario realizar una nueva intervención, llamada vasovasostomía, en la cual se unen las dos secciones del conducto deferente que habían sido cortadas. Cristián Palma, urólogo-andrólogo del Hospital Clínico de la U. de Chile, dice que la tasa de éxito de esta microcirugía es alta y que sólo un 1,5% de los pacientes sufren dolores testiculares después de la intervención.
En el caso de un paciente que se sometió a un Risug y decide volver a ser padre, el médico debe abrir nuevamente el testículo y aplicar una segunda eyección con un solvente que diluye el gel y permite que los nuevos espermatozoides sean funcionales. Según Guha, la eficacia del procedimiento ha sido probada con éxito en animales y unos 200 humanos, razón por la cuál, actualmente, se encuentran realizando un gran estudio clínico en hombres cuyo objetivo es obtener la venia de la FDA. "Ninguna parte del tubo es cortada, por lo que la zona permanece intacta y los procesos internos de los órganos permanecen normales, y eso al parecer es una ventaja, ya que se mantiene la libido intacta", destaca Guha entre las ventajas de su procedimiento y agrega que evita la ocurrencia de presión extra en los testículos, ya que los espermatozoides que producen pueden salir de él.
Tanto para Palma como para Pablo Bernier, urólogo de la Clínica Alemana, el sistema Risug requiere aún de mayor evidencia científica para probar su efectividad.
Pese a esto, en su edición online, la revista Wired plantea que "si este estudio resulta, el Risug podría representar el mayor avance en control de la fertilidad masculina desde la invención del condón moderno".
La publicación destaca que en 2010, la fundación norteamericana Parsemus, dedicada a financiar soluciones médicas de bajo costo, compró los derechos internacionales de la tecnología Risug por US$ 100 mil, acuerdo que ha permitido inyectar nuevo financiamiento a una investigación que se extiende por 30 años.
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